POEMAS PARA LAS BRIGADAS INTERNACIONALES

martes, 27 de mayo de 2014

Oliver Law, un poema de Luis Luna

OLIVER LAW (1)

Él era el primer hombre sobre la colina
Harry Fisher

Sobre el cerro o colina el primer hombre como frente a la nada el primer hombre había de enfrentarse a la violencia o la caída. Por ello encerrada en el puño la tierra en donde habita. Y donde habita existe el hueso y la penumbra, la distancia que media entre víctima y verdugo, de una carne que apunta hacia otra carne dispuesta a no bajar cerviz, a no desempeñar el oficio del yugo. Esa es la residencia sin espino, sin púa y sin alambre que su boca proclama y su nuca describe: una estancia en el aire como un pájaro en vuelo. Aquí o allí son palabras sin nombre, falacia de orador o comadreja. Para los despojados la matria es cualquier parte en donde haya un árbol recio bajo el que cobijarse. Él es el primer hombre que sube a descampado, a cima o cumbre desde donde sus ojos vierten mirada inaugural contra urdimbre o maraña de animales sin rostro, al acecho de presa. Es ese su damero, su escaque y su figura. La ley o norma que asiste a quien se alza.

LUIS LUNA

(1) Oliver Law (1899 - 9 de julio de 1937) fue un afroamericano comunista, sindicalista y activista social, que luchó con el Batallón Lincoln en la Guerra Civil Española. Fue el primer oficial negro al frente de una unidad militar estadounidense.

miércoles, 21 de mayo de 2014

Runrún, un poema de Gsús Bonilla



RUNRÚN
si había una noche fría
-como las de antes-

la señora siempreluto
los acurrucaba junto a sus tetas
luego, les sentaba a cada uno sobre
sus rodillas
y con esa vocecilla que tienen las antiguas,
las de antes,
-porque así eran las abuelas de antes-
con voz de antes
empezaba a hablarles de aquellos niños
que no tenían padres con los bolsillos repletos de monedas

de aquellos niños
que jugaban con el aro de metal de un barril de tocino

y hablaba
de que a aquellos niños
les sonaban las tripas y que el juego
obedecía a la imaginación

y que los niños crecieron y  que ya no había suposiciones
ni juegos para olvidarse de comer

y que aun así había que seguir en pie…

…y que ya era hora de dormir
porque no había más que contar.

la abuela tenía miedo                a trastornarles el sueño
y cuando tenía la certeza de que estaban dormiditos,
ensimismada,
y con un runrún

y con esa vocecilla que tienen las antiguas,
las de antes,
-porque así eran las abuelas de antes-
con voz de antes. seguía:

uno
al pie de la cuneta
otros
a la orilla de la playa
muchos más
en la soledad de un descampado
y tantos otros
por las tapias traseras de los cementerios

la historia es como sigue...

sólo doblaron las rodillas

en los últimos espasmos de la nuca
al posterior disparo.

uno
al pie de la cuneta
otros
a la orilla de la playa
muchos más
en la soledad de un descampado
y tantos otros
por las tapias traseras de los cementerios.

GSÚS BONILLA

lunes, 12 de mayo de 2014

Desde el Este, un poema de Mikel Méndez



DESDE EL ESTE

El Sol nace desde el Este.
Así extiende su discurso
ante la sordera de una sangre
que prefiere el organismo apagado, obsoleto,
la piel de un eclipse acostado
o el color de un cerrojo en la tarde.
El Sol se incorpora desde el Este.
Así proyecta sus hombros
y demuestra su creación cuna a cuna,
arruga con arruga.
Va fijando su nombre en la superficie
de la Historia, la que bajó al fin
de los volúmenes adiestrados
y anduvo de la cintura de un muchacho
que la esperaba a la esquina de un fusil.
El Sol manifiesta desde el Este
en un idioma cercano
la más lejana aspiración
erguida por todo el planeta,
comenzando a sostener sobre su claridad
la tenue luz de cada lámpara,
el frágil verbo de cada quinqué.
Así, a fuego lento, calculado,
fue plasmada la palabra paz,
la palabra tierra.
Y dejó de ser paloma
para llenar una alcoba,
y dejó de pertenecer
para ser compartida.
Las fábricas produjeron escuelas,
las semillas germinaron en metralla de trigo
contra la escarcha,
en el aula se mostraba la piel
de un porvenir en ayunas
y los cuarteles fueron jardín
donde se refugió la primavera.
Los dioses se replegaron a las cuevas de cristal
con la sombra entre los dientes.
La poesía fue un martillo, una turbina,
un niño con pan entre las manos,
un orgullo de mujer en cada plaza.
El sol camina desde el Este.
Cada huella larvada en el aire
fue respirada por planetas agachados
y una vereda de cárcel fue destruida
rama a rama, hoja con hoja.
El Sol nunca se agota
por el Este.

MIKEL MÉNDEZ

lunes, 5 de mayo de 2014

Restitución, un poema de Ángel Guinda



RESTITUCIÓN
            A la III República Española

En nombre de la sed, el agua, el fuego,
en nombre de la luz y las tinieblas,
en nombre de las nubes y del suelo,
en nombre de la sangre acribillada,
que vuelva al pueblo lo que es del pueblo.

En nombre de la paz y la paciencia,
en nombre de lo efímero y lo eterno,
en nombre de las piedras y del aire,
que vuelva al pueblo lo que es del pueblo,
en nombre del presente y del futuro.

En nombre de lo mínimo y lo inmenso,
en nombre del silencio más atroz,
en nombre de la fuerza del deseo,
en nombre de las calles y el placer,
que vuelva al pueblo lo que es del pueblo.

Ciegamente, con el puño en el sol,
en nombre del relámpago y del trueno,
en nombre de la historia del dolor,
hablo al destino, pienso, lloro, impreco,
escribo a viva voz: ¡Restitución!

ÁNGEL GUINDA